Soñar es gratis… ¿quién no ha soñado alguna vez? Desde el mendigo al rico, todos hemos soñado. Matizaré el hecho de que cuando escribo “soñar”, me refiero más que a la imágenes oníricas sucedidas casi en su totalidad bajo la fase REM (o MOR, como se prefiera), a la “ensoñación” o lo que es comúnmente conocido como “fantasear”. No se define ni como lujo ni como vicio…ni como nada. Ya que, bajo mi punto de vista, si no se le ha adjudicado una “etiqueta” en particular, es porque no está valorado, apreciado en su justa medida. Acaso ¿quién no disfruta imaginando que puede cumplir el/los sueño/s de su vida? Puede que muchos definan esto como “estar en las nubes”; y bien ¿cuál es el problema? Siempre y cuando no alcancemos excesos, y sepamos distinguir la realidad de lo que no lo es. Pero ¿acaso permitirse el homenaje de dedicarse unos míseros minutos a pensar, de forma totalmente idealizada, sobre uno mismo no es, sino, necesario, deseable y hasta saludable?
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